Santa Cruz de la Sierra es una ciudad en constante evolución, y en medio de su ajetreo, hay lugares que resisten el paso del tiempo, adaptándose sin perder su esencia. Tal es el caso de Tallarines Okinawa, un restaurante que ha sido testigo y parte del crecimiento de la ciudad desde finales de la década de 1980. Solangela Yamashiro, gerente del restaurante y representante de la segunda generación familiar al frente del negocio, nos recibe en un espacio que combina tradición y modernidad, para compartir la historia de este emblemático lugar y su reciente incursión en el ámbito de la sostenibilidad.
Un sabor que trasciende generaciones
La historia de la empresa comienza con una simple pero poderosa receta familiar. “Nuestro plato icónico, el tallarín con huevo, fue el primero en conquistar el paladar de nuestros clientes”, relata Yamashiro con una sonrisa que refleja orgullo y nostalgia. Desde sus inicios, el restaurante ha ido creciendo junto a la ciudad que lo acoge, expandiendo su infraestructura y ampliando su menú, siempre conservando un equilibrio entre los sabores nacionales y japoneses que le dan su identidad única.
Pero la innovación no se detiene en el plato. Recientemente, lanzaron “Okiexpress”, una línea de comida japonesa en carrito que lleva los sabores del restaurante a las calles, permitiendo que más personas disfruten de su oferta culinaria. “Es nuestra manera de adaptarnos a los tiempos, de llegar a más personas sin perder la esencia que nos caracteriza”, explica.
La sostenibilidad como nuevo horizonte
En su rol de líder, Solangela ha sido clave en la transformación del restaurante, guiando a “Tallarines Okinawa” hacia un enfoque más “verde”. “La sostenibilidad no es solo una moda, es una necesidad”, afirma con convicción. “Desde mi posición, me he preguntado muchas veces qué puedo hacer para aportar a un mundo más sostenible, y este compromiso ha sido el motor detrás de nuestra participación en proyectos como el de AL-Invest Verde, y el apoyo de Impacta SME”.
Este programa, que promueve la transición hacia la eficiencia energética en las empresas, llegó en un momento crucial para la empresa. La consultoría ofrecida les permitió analizar y evaluar detalladamente su consumo de energía, identificando áreas de mejora que antes pasaban desapercibidas. “Con la ayuda de los expertos, logramos implementar cambios que han resultado en una reducción del 25% en nuestro consumo eléctrico”, comenta Yamashiro, dejando claro que este no es solo un logro empresarial, sino un compromiso personal con el medio ambiente.
Lecciones para compartir
Para ella, la sostenibilidad es un camino que todas las empresas deberían considerar. “Es una tendencia mundial y una oportunidad para destacar”, asegura. En su opinión, adoptar prácticas sostenibles no solo contribuye al bienestar del planeta, sino que también otorga una ventaja competitiva que puede marcar la diferencia en el mercado.
Su consejo para otros negocios del sector alimenticio es claro: “Hay que tener siempre en mente la sostenibilidad verde. La adopción temprana de estas prácticas nos coloca un paso adelante y, lo más importante, nos permite ser parte del cambio positivo que el mundo necesita”.
Mirando hacia el futuro
A medida que el sol se pone sobre Santa Cruz, el bullicio de la ciudad comienza a calmarse, pero en “Tallarines Okinawa” las luces siguen encendidas, iluminando un camino de innovación que no olvida sus raíces. Solangela Yamashiro, con su liderazgo, ha logrado que el restaurante no solo continúe siendo un referente gastronómico, sino también un ejemplo de cómo la tradición puede ir de la mano con la modernidad y la sostenibilidad.