En un sector históricamente marcado por métodos tradicionales, un grupo de emprendedores liderados por Ariel Valdivia está cambiando las reglas del juego con una propuesta innovadora: bloques prefabricados de concreto celular. Fabricados a partir de materiales reciclados, como plásticos pretratados, estos bloques no solo buscan revolucionar la construcción, sino también ofrecer una alternativa más sostenible, eficiente y accesible para enfrentar los desafíos actuales.
La motivación detrás de Celublock no es menor. El equipo identificó tres grandes problemas que afectan a la construcción en el país: el desperdicio masivo de materiales, los altos costos de edificación y el considerable impacto ambiental. En un contexto donde hasta un 30% de los materiales de construcción se desperdician en obra y los ladrillos tradicionales ofrecen baja eficiencia energética, la organización encontró en el concreto celular alivianado una solución integral. Este material no solo es más ligero y fácil de manejar, sino que también ofrece aislamiento térmico y acústico, reduce los tiempos de construcción y minimiza la huella ecológica.
Sin embargo, los retos no han sido fáciles de sortear. El arraigo al ladrillo como material principal, sumado al desconocimiento de las ventajas del concreto celular, ha generado resistencia en el mercado. “El mayor reto ha sido cambiar la percepción tradicionalista del sector”, comenta Valdivia. La falta de herramientas para cotizar de manera adecuada también ha limitado el acceso a los beneficios económicos de este innovador material. Para superar estos obstáculos, Celublock ha apostado por estrategias educativas, que incluyen capacitaciones virtuales para constructores y demostraciones prácticas, mostrando de manera tangible las ventajas de su producto.
El impacto potencial de Celublock trasciende las paredes de las viviendas. La startup visualiza un futuro donde sus bloques sean protagonistas en proyectos de vivienda social, escuelas y hospitales. “Con nuestros bloques, se pueden construir viviendas más asequibles, energéticamente eficientes y rápidas de ejecutar”, explica Valdivia. Además, la startup está explorando alianzas estratégicas con constructoras, entidades gubernamentales y ONG’s para llevar edificaciones ecológicas y eficientes a comunidades necesitadas. Incluso han comenzado conversaciones para canalizar créditos internacionales que apoyen la vivienda sostenible.
Celublock no solo está transformando la construcción en Bolivia; también está sentando las bases para una revolución regional en Sudamérica. Con el crecimiento de la demanda de construcciones sostenibles, esta startup se perfila como un actor clave en la transición hacia prácticas más responsables y respetuosas con el medio ambiente.
Mirando al futuro, la startup planea expandir su línea de productos, eliminando la necesidad de encofrados para vigas y columnas, y desarrollando módulos personalizados para proyectos específicos. También quieren integrar nuevos tipos de residuos reciclados en sus procesos, reforzando su compromiso con la economía circular.