La familia empresaria sigue apostando por el país. Seguimos generando empleos de calidad y bienestar para nuestra población.
Tratamos de no perder nuestro ánimo y optimismo, a pesar de los efectos de la pandemia y los retos que se avecinan por la guerra en Europa.
Por eso, queremos seguir apostando por Bolivia y generar empleos estables para nuestros trabajadores, pero el contrabando nubla nuestro horizonte y dificulta nuestro propósito de seguir contribuyendo al país.
La amenaza del contrabando cobró más fuerza este año. El contrabando está frenando a Bolivia.
Día a día vemos cómo el contrabando lastima a nuestro tejido productivo y a las aspiraciones de los nuevos emprendedores. La competencia desleal que representa el contrabando quiere desanimar a que sigamos apostando por el país
El contrabando es perjudicial y costoso para toda la economía, porque ocasiona pérdidas enormes de divisas que cada vez son más escasas y restringe los ingresos del Estado.
El contrabando trae precios bajos, pero a costa de empleos y sostenibilidad. Mata la fuente de ingresos de miles de familias y trae un círculo vicioso de pobreza.
El contrabando daña a la salud de los bolivianos. Porque a pesar de los precios bajos, los productos de contrabando no tienen registro sanitario y son falsificados. Enferma silenciosamente a nuestra población.
El contrabando no crea empleo formal y desprotege a los trabajadores informales, quitándoles acceso a la salud e incertidumbre en su vejez al no tener una renta digna.
Encaramos este reto desde donde nos toca, pero también estamos conscientes que esta lucha requiere acciones coordinadas entre el Gobierno nacional y municipales junto a nosotros, la familia empresaria.
Para esta lucha pedimos a nuestras autoridades que nos consideren aliados, porque tenemos un enemigo común que es el comercio informal y el contrabando.
Esperamos que el Gobierno incentive, promueva y facilite la inversión privada. Necesitamos incentivos que apoyen a la formalización. Así tendremos una base de emprendimientos privados cada vez más robusta, que aporte con impuestos y empleos dignos.
También, esperamos que las fiscalizaciones a empresas formales se reemplacen por fiscalizaciones continuas en fronteras y mercados informales, que matan a nuestra industria nacional y comercio formal.
Urge alinear esfuerzos y enfocarnos en lo importante: crear empleo, cuidar el que tenemos, mantener equilibrios macroeconómicos y facilitar el desarrollo del sector privado.
No necesitamos mayores costos laborales ni obstáculos tributarios o administrativos que debilitan aún más la industria nacional y el comercio formal.
El contrabando asfixia la recuperación económica. El contrabando genera menos producción nacional, menos comercio formal, menos impuestos y menos empleo de calidad.
Pedimos al Gobierno Nacional acciones contundentes en la lucha contra el contrabando, tanto en las fronteras como en los mercados donde abundan productos internados ilegalmente al país.
También pedimos a nuestras autoridades que nos consideren aliados en la lucha contra este delito, para impulsar políticas que fomenten a la formalidad.
No debemos ser permisivos como sociedad y gobierno con este mal, que va en desmedro de nuestra economía, la generación de empleos dignos y los sueños de nuestros emprendedores.
Si todos asumimos esta lucha entre todos, saldremos adelante.