Acercándonos al 1 de mayo, cada año observamos la misma práctica, con los mismos actores y con resultados que tienen graves consecuencias para millones de trabajadores, miles de emprendedores, empresas de familia y la salud de nuestra economía.
La COB lanza un pliego petitorio. Este año con 110 puntos.
Mientras que el Gobierno desliza anuncios. Como cuando el Ministro Montenegro afirmó el 29 de marzo que “para esta gestión hay una probabilidad buena” que se pague el segundo aguinaldo, Hay que fijarse bien en las fechas: El Ministro crea expectativas a fines de marzo, en un momento en que nadie puede saber cómo estará nuestra economía hasta junio. Habla de probabilidades mientras que nuevas tormentas aparecen en el horizonte Y mientras que el INE tarda hasta septiembre para saber cuánto crecimos a junio.
Escuchamos las exigencias de aumento salarial de la COB y los anuncios del Ministro en un momento en que el mundo entero está sintiendo la irrupción de una guerra en sus economías. Cuando gobiernos y economistas corrigen sus proyecciones a la baja. Cuando en nuestro país 20 de los 35 sectores que mide el gobierno aún se encuentran por debajo de lo observado en el 2019. Cuando algunos rubros como Madera, Azúcar y Confitería muestran deterioros superiores a los observados en el año 2020.
Después escuchamos que se han formado mesas de trabajo entre el Gobierno y la COB.
Y finalmente el 1 de mayo, el Gobierno nos confronta con decretos, con paquetes de medidas, normas e instrucciones.
Miremos con atención los resultados de esta práctica. Y hagamos las preguntas necesarias para ver a quienes beneficia está práctica. Y a quienes perjudica.
La fiesta de mayo
Cuando en la familia celebramos una fiesta, nos sentamos entre los que la organizan, los que quieren participar y los que aportan el dinero.
Solemos preguntarnos primero, ¿Cuánto dinero tenemos? De la respuesta depende cuanto podemos gastar. Hay momentos en que tenemos más y hay tiempos en que tenemos menos. Hay años en que debemos conformarnos de arreglar una comida con lo que tenemos en ese momento. Hay tiempos en que no podemos festejar como en los mejores años. Importante es entender que debemos adecuarnos a la situación y que todos tenemos que poner algo.
Entonces, ¿Cómo es que el Gobierno y la COB organizan su fiesta de mayo?
Se reúnen y definen medidas sin preguntar a quien paga la fiesta.
Organizan la fiesta y mandan la factura a otros.
Definen aumentos salariales y beneficios laborales sin conocer ni preguntar sobre las condiciones en que se encuentra quien paga la cuenta.
Anuncian beneficios sin considerar las angustias que causan a quien debe pagar la cuenta.
¿Acaso consideran las adversidades que enfrentan las familias empresarias para costear los beneficios que anuncian el primero de mayo?
¿Quiénes son los que causan angustias a los que tienen que buscar el dinero para pagar los sueldos a fin de mes?
¿Quiénes son los responsables de que miles de emprendedores y productores no puedan dormir por la preocupación de que no alcanzan las ventas para pagar los sueldos?
El Gobierno se junta con un grupo privilegiado de dirigentes para acordar beneficios que tienen que pagar miles y miles de emprendedores.
El principal ejecutivo de la COB, el principal interlocutor del Gobierno es un dirigente minero, un dirigente que trabaja en una empresa pública. Es el mismo que dijo en una ocasión que vendría a Santa Cruz a tomar industrias.
La gran pregunta es si aquellos que se atribuyen a tomar decisiones que afectan a nuestra economía, conocen la realidad, las condiciones y las adversidades con que se enfrentan cada mañana, cada día los panaderos, los carpinteros, los productores de alimentos, todos aquellos que crearon empleo y que se tienen que preocupar de pagar las quincenas y los sueldos a fin de mes.
La gran pregunta es si aquellos que colocan los porcentajes de aumento y redactan interminables pliegos piensan en el alredeor de 100.000 jóvenes que cada año terminan su formación, buscan trabajo y aspiran a un empleo de calidad. Un empleo que crea un acceso a la seguridad social, a la posibilidad de ahorrar para su jubilación en las AFP, a formarse en un puesto que permite tener una carrera. La gran mayoría de los aspirantes que cada año esperan encontrar un empleo de calidad quiere trabajar en una empresa privada. ¿Qué les dicen la COB y el Gobierno a aquellos que ven truncados sus sueños porque las políticas salariales dificultan la creación de empleo de calidad en vez de fomentarlo?
Qué dice la COB y el Gobierno a los Padres que han asumido grandes sacrificios para formar a sus hijos, que sueñan junto a sus hijos en una vida mejor para ellos, que puedan hacer carrera en una empresa, que puedan alimentar a una nueva familia, que pueden progresar.
La COB y el Gobierno han preguntado a los que dan trabajo lo qué costó asumir, además del sueldo, todas las medidas de bioseguridad que nos impuso la pandemia, lo que significó seguir pagando los sueldos con las ventas paradas o caídas?
¿La COB y el Gobierno conocen las presiones que generan el aumento de los costos de las materias primas e insumos cuando al mismo tiempo no se recuperan las ventas para aquellos que dan trabajo? ¿El Ministro de Economía y Finanzas Públicas ha vivido alguna vez la angustia de ver a las ventas caídas, ha sentido la desesperación de no saber de donde sacar el dinero para pagar la quincena y el sueldo a fin de mes, de no saber como pagar a los proveedores, al banco, el alquiler, la cuota de la máquina que se adquiere?
El Gobierno nos dice que por su modelo la economía se ha recuperado. Lo que no nos dice que Bolivia es el segundo país más atrasado en recuperación de las secuelas económicas que dejó la pandemia
No nos dice que hay rubros que aún están muy lejos de volver a las ventas del 2019. 20 de los 35 rubros productivos no se han recuperado.
Pero igual impone mayores y nuevos costos y gastos a los emprendedores y las empresas de familia cuando varias entidades que deberían ser reguladores se han convertido en recaudadoras.
Además, los emprendedores y empresas de familia de los sectores comercial y servicios tienen que enfrentar mayores tasas de interés.
La gran pregunta es si los que se atribuyen decisiones de gran trascendencia son capaces de entender la realidad de quienes pagan la fiesta. Si piensan en las consecuencias que tienen sus pliegos, sus exigencias del 7%, el 10%.
Si tienen consciencia sobre el impacto que tiene una política salarial que solo beneficia a unos y perjudica a otros.
Y otra gran pregunta es, ¿Cómo la COB llega a exigir un incremento salarial de 10% al salario mínimo nacional y 7% al haber básico? ¿De done viene esta danza de números?
¿Y cuál es el criterio con que el Gobierno define los aumentos salariales?
En las economías más exitosas, toman dos parámetros básicos: La inflación y la productividad.
La inflación ha registrado un aumento de 0,90% el año pasado. A marzo, la inflación ha sido 0,77%. A marzo, La división Alimentos y Bebidas no Alcohólicas muestra una disminución de los precios de 0,62%, golpeada por el contrabando. Así que la inflación no explica un 7% o 10%.
Y la productividad tampoco explica estos números. En la mayoría de los rubros, la productividad no ha crecido.
¿Cómo la COB llega entonces a sus números? ¿Y qué referencias tomará el Gobierno? Pensamos que le deben una explicación al país. Las reiteradas alusiones a que se debe meter la mano al bolsillo de unos para dar a otros no convencen. La gran mayoría de los que dan trabajo en este país merecen respeto.
Otra de las grandes inconsistencias es la aplicación de aumentos salariales iguales para todos los sectores y rubros. Las condiciones y posibilidades de rubros como p.ej. la gastronomía, hotelería y la construcción que se encuentran aún en casi 20% por debajo del 2019 son muy diferentes a las de aquellos rubros que han podido sortear el ventarrón de la pandemia. El rubro vitivinícola está en graves problemas por el contrabando. La industria manufacturera está mal por el contrabando.
Cargar a rubros que se encuentran en una mala situación con nuevos aumentos del gasto salarial es una gran injusticia.
Como en otras partes del mundo, las negociaciones salariales deben hacerse por rubros, considerando así las muy diferentes condiciones y posibilidades.
¿Qué resultados da esta práctica de invitar a la fiesta y pasar la cuenta a quien da trabajo?
Los sucesivos aumentos salariales que negocian entre la COB y el Gobierno impide la creación de nuevos empleos.
¿Pero, qué proponemos?
Proponemos un giro de las políticas salariales en varios sentidos.
Tenemos 4 propuestas concretas:
En primer lugar, deben cambiar los roles y la manera de dialogar y negociar.
La OIT dice que las negociaciones salariales se hacen entre 3 y no entre 2.
Las negociaciones se deben realizar entre los representantes genuinos de los trabajadores y aquellos que pagan la cuenta, que son los emprendedores y empresarios.
El rol del Gobierno debe limitarse a convocar, a propiciar el dialogo, no a definir.
El Gobierno debe ser el articulador y moderador, ofreciendo el espacio de diálogo.
En segundo lugar, las negociaciones deben hacerse por sector o rubro y entre las partes directamente relacionadas.
Si el Gobierno debe dar un incremento salarial a los maestros, debe sentarse el Ministerio de Educación con los maestros.
Si el gobierno debe dar un incremento salarial al personal de salud, debe sentarse el Ministerio de Salud con los médicos.
Los aumentos salariales en la industria deben negociarse entre los representantes de los sindicatos fabriles y las empresas del rubro.
Los representantes del respectivo sector conocen la situación de su rubro, las condiciones específicas y las posibilidades, a diferencia de un dirigente minero que además es funcionario de una empresa pública.
Para dar concreción a esta manera de relacionarnos enviaremos esta semana invitaciones a los representantes de la Central Obrera Departamental, Confederaciones de Fabriles y de la Construcción, para conversar sobre los temas de fondo.
En tercer lugar, para las negociaciones en cada sector y rubro deben definirse referencias válidas. Además de la consideración del aumento del costo de vida deben considerarse la mejora de la productividad y el crecimiento del respectivo rubro.
En cuarto lugar, la discriminación al sector privado debe terminar.
El Gobierno viene aplicando incrementos salariales diferenciados a algunas empresas públicas. Por ejemplo, en el pasado ha condicionado el aumento para la COMIBOL a que demuestre sostenibilidad financiera en flujo de caja por al menos 3 años y haber generado utilidad operativa en la gestión anterior.
¿Por qué las familias empresarias no tienen las mismas posibilidades?
La manera como la COB y el Gobierno organizan su fiesta de mayo no es beneficioso para el país. No permite que millones de trabajadores puedan acceder a empleos de calidad y así lograr el futuro que sueñan para ellos y para sus hijos.
La mejor manera de redistribuir la riqueza es dar la oportunidad de construir una economía familiar a través del trabajo digno y el empleo de calidad.
Para cambiar esta situación debemos sentarnos todos a la misma mesa. Debemos escucharnos sin prejuicios y sin cálculos políticos.
Debemos considerar la situación tanto de los que aspiran a mejores condiciones laborales como también de aquellos que arriesgan su patrimonio para hacer crecer su empresa, su emprendimiento, su negocio familiar, dando trabajo y pagando los sueldos.