- El evento empresarial organizado por CAINCO y el Banco Mundial, fue liderado por Norman Loayza, María Eugenia Dávalos y Ernani Checcucci, especialistas del área económica del Banco Mundial, con destacadas intervenciones por parte de Pablo Mendieta y Hugo Rodríguez economistas del Centro Boliviano de Economía de CAINCO.
“Hoy los bolivianos deseamos dos cosas: proteger a nuestras familias e impulsar la recuperación económica del país. Para alcanzar ese cometido, las empresas y los emprendimientos tienen un rol fundamental, creando empleo sostenible, realizando inversiones y generando desarrollo productivo. Sin embargo, todas esas iniciativas y sueños se ven frenados a causa del contrabando y el comercio informal, un viejo enemigo que regresó con más fuerza después de la crisis sanitaria, debilitando el tejido social y empresarial en su conjunto”, destacó Fernando Hurtado, presidente de CAINCO a tiempo de iniciar las reflexiones en torno al Foro Contrabando e Informalidad: Efectos y políticas.
A lo largo de 3 paneles temáticos los expertos subrayaron la necesidad de impulsar la reactivación económica a través de medidas que incentiven la formalidad, ya que son las empresas en todos sus tamaños y rubros las que generan empleo, estabilidad y bienestar para las familias bolivianas.
En ese marco, posterior a las reflexiones, planteamientos y experiencias compartidas, se establecieron las siguientes conclusiones:
Primero, los más perjudicados con la informalidad son los propios informales. Pese a los beneficios de corto plazo, la informalidad perjudica a los que están fuera de la ley porque no pueden acceder a nuevas tecnologías, crecer como empresas y mejorar sus habilidades.
En segundo lugar, la informalidad sí se puede reducir con las acciones adecuadas. Para ello se necesita mejorar la regulación y que la gente siente los beneficios de la formalidad. En este aspecto, es fundamental que mejore el clima de negocios para todas las empresas, reduciendo las trabas regulatorias, impositivas y otras que sean perjudiciales para mejorar la productividad. Existe mucho trabajo en todos estos campos y luego de una pandemia costosa, debemos emprender estas reformas si queremos recuperarnos y crecer.
El tercer punto es que en la faceta más dañina e ilegal de la informalidad es el contrabando. El país no solamente enfrenta al simple comercio transfronterizo de subsistencia, sino a redes y corporaciones de negocios informales que implican pérdida de miles de empleos y el cierre de unidades productivas. Los empresarios que participaron como panelistas expusieron el drama que experimentan esas empresas, pero sobre todo los efectos que tiene en toda la cadena productiva.
“Desde CAINCO en particular y la institucionalidad tanto cruceña como privada nacional, hemos planteado políticas y propuestas para reducir estos flagelos. Por ejemplo, plantemos el año pasado políticas no convencionales para reducir la informalidad, similar a la del Plan de Reintegro del IVA, que consideramos se debe profundizar en beneficio del comercio legal. En el ámbito de contrabando, propugnamos un liderazgo institucional efectivo que pueda coordinar las diversas instancias de lucha contra el comercio ilegal. También requerimos mejorar la normativa, aumentar las sanciones para los infractores y reconsiderar las alícuotas de algunos impuestos”, expresó Orlando Vaca, vicepresidente de CAINCO.
En resumen, la informalidad y el contrabando no son el destino o una maldición. Son aspectos que se pueden y deben combatir porque de esa forma se tendrá más y mejor empleo y capital humano calificado para el siglo XXI.