Los impactos del cambio climático en el mundo repercuten en la producción de alimentos y por ello la agroindustria se enfrenta a nuevos retos. En ese sentido, la innovación tecnológica es un concepto de importancia creciente en los últimos años.
La producción agrícola está amenazada por el cambio climático, pues éste altera factores indispensables para el crecimiento de los cultivos, como las precipitaciones y la temperatura. Sus efectos sobre la agricultura varían de una región a otra: en zonas mediterráneas y semiáridas se manifiesta en sequías frecuentes, mientras en zonas tropicales toma forma de tormentas y huracanes severos. Estos impactos ya se sienten en muchos países del Sur, donde también se observa un aumento en las precipitaciones, con sus consecuentes daños en los cultivos por erosión y deslizamiento de suelos e inundaciones.
En muchos países la población rural más pobre vive en áreas expuestas y marginales, en condiciones que la hacen muy vulnerable a los impactos negativos del cambio climático. Para estas personas, incluso pequeños cambios en el clima pueden significar un impacto desastroso en sus vidas y medios de sustento (Cuadro 1.). Muchos investigadores expresan preocupación por aquellas zonas donde predomina la agricultura de subsistencia, pues una leve disminución de la productividad podría conllevar grandes desequilibrios.
Por otro lado, el planeta Tierra, que actualmente cuenta con unos 7300 millones de habitantes, alcanzará los 8500 millones en el 2030 y los 9700 millones en el 2050, según el informe “Revisión de las Perspectivas de Población Mundial”. Esto requerirá un aumento del 50% en la producción de alimentos para cubrir la demanda mundial. Para el año 2100, la población mundial será de 11.200 millones de personas, debido principalmente al crecimiento demográfico en los países en vías de desarrollo, un fenómeno que presenta importantes problemas, según la ONU.
De acuerdo con John Wilmoth, director de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, la concentración del crecimiento demográfico en los países más pobres presenta su propio conjunto de desafíos, haciendo más difícil erradicar la pobreza y la desigualdad, combatir el hambre y la malnutrición y ampliar el acceso a la educación y los sistemas de salud.
América Latina y el Caribe, que cuenta con el 38% de la tierra destinada al sector agrícola, es la mayor proveedora de alimentos al mundo, con una posición exportadora neta de US$ 146 mil millones en el 2014. La región tiene el potencial de continuar liderando la producción y exportación de excedentes de alimentos para abastecer al mundo. Para ello, tiene que hacer frente a dificultades tanto del lado de la oferta como de la demanda.
Desde el punto de vista de la oferta dominan tres retos: el cambio climático y sus consecuencias sobre la agricultura, la degradación de suelos y sobreexplotación de los recursos hídricos y las restricciones/limitaciones de logística y de infraestructuras.
Desde el punto de vista de la demanda dominan tres retos: crecimiento de la población mundial, cambio en la nutrición hacia dietas más intensivas en proteínas animales y la creciente utilización de alimentos para la producción de bioenergía.
América Latina y el Caribe enfrenta retos en torno a la oferta y la demanda que son fundamentales para el desarrollo de la región, sobre todo por el impacto en la economía y la seguridad alimentaria. Algunos retos son:
- Reducir el problema de la desnutrición, aun cuando se han logrado avances consistentes en el tema. Se estima que 34 millones de personas están en esa condición, con casos extremos en el área del Caribe.
- Existe una base amplia de pequeños productores y sistemas de agricultura familiar que carecen o tienen acceso limitado a la agricultura moderna.
- La problemática de los pequeños productores que se enfrentan a elevados costos de los insumos y la dificultad para comercializar su producción en términos favorables.
- Es necesario lograr un crecimiento sostenido de la agricultura, donde los recursos naturales sean utilizados de manera eficiente y sostenible para alimentar a la población local y para abastecer a otras regiones importadoras de alimentos.
- Este crecimiento tiene que estar acompañado con la incorporación de innovaciones tecnológicas y el desarrollo de modelos de producción sostenibles.
La innovación tecnológica ha sido el principal factor en el incremento de productividad en la agricultura a lo largo de la historia humana. La mecanización de la agricultura y la incorporación de riego por diferentes civilizaciones y la mejora de semillas y la protección de cultivos impulsada por la revolución verde son ejemplos de las innovaciones que buscaban garantizar la seguridad alimentaria de los pueblos e incrementar la productividad de los cultivos. Esto generó el surgimiento de diferentes oportunidades para la investigación y formación de empresas agropecuarias con la finalidad de incrementar la productividad de los sistemas.
La innovación tecnológica es un concepto de importancia creciente en los últimos años. En la región, esto protagonizó la emergencia de una nueva ola de innovación tecnológica con el nombre de AgroTech.
Uno de los aspectos centrales es su punto de partida claramente emprendedor. Un número creciente de emprendedores ha sabido conectar las tecnologías emergentes con la demanda de los productores agropecuarios y los consumidores, con la finalidad de tener información de primera para una buena toma de decisión.
La innovación en AgroTech muchas veces es promovida por la participación de gobiernos, instituciones de educación e investigación y el sector privado que buscan reforzar y promover los sistemas de innovación agrícola y facilitar la adopción a lo largo de la cadena de valor.
Para América Latina y el Caribe, el BID ha identificado nueve áreas de innovación tecnológica con mayor potencial para desencadenar la productividad del sector agrícola, a saber:
- Nuevos sistemas de producción. Las innovaciones deben desarrollar sistemas de producción modernos, sustentables y eficientes.
- Mecanización y automatización de labores. Incrementar la eficiencia y la productividad a través de la tecnificación de labores.
- Genética y protección de cultivos y animales. Mejorar la productividad de plantas y animales a través de mejoras genéticas, protección contra enfermedades e insectos y mejores nutrientes.
- Big data y agricultura de precisión. Incrementar la productividad a partir de una toma de decisión y gestión más precisa en base a la captura y análisis de datos de múltiples fuentes.
- Software de gestión y servicios de información para la toma de decisiones. Diseminar información y educación y optimizar la gestión operativa.
- Plataformas innovadoras de compra – venta, servicios tercerizados y financiamiento. Mejorar las condiciones comerciales y financieras a los productores a través de la mayor transparencia y competencia en los mercados.
- Tecnologías en el procesamiento, logística y distribución de alimentos. Incrementar la eficiencia y seguridad en la cadena de valor alimentaria.
- Productos y servicios alimentarios innovadores. Desarrollar la producción sostenible y distribución eficiente de alimentos sanos a los consumidores.
- Bioenergías y biomateriales. Producir energía y materiales sustentables a partir de subproductos de la cadena de valor.
Uno de los denominadores comunes en las innovaciones del AgroTech es el impulso en la digitalización de la agricultura, específicamente en: 1) Big Data y agricultura de precisión, 2) Software de gestión y servicios de información para la toma de decisiones y 3) Plataformas innovadoras de compra-venta, servicios tercerizados y financiamiento (Figura 1). Las empresas agroindustriales pueden enfocar su accionar en estas tres áreas donde los productores agropecuarios pueden generar valor a partir de la información obtenida de sus campos y cultivos para mejorar la productividad, así como de la información sobre la gestión del negocio y los mercados.
Un panorama alentador para la empresa agroindustrial es que más del 60% de los emprendimientos AgroTech han sido creados en los últimos 5 años (Figura 2).
Los emprendimientos AgroTech tienen el potencial de crear innovaciones y de generar disrupción tecnológica. Estos cambios deben producir un impacto positivo en aspectos sociales, ambientales y económicos a nivel local y regional. Asimismo, la adaptación de los sistemas alimentarios al cambio climático debe fomentar la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza y la gestión sostenible y conservación de los recursos naturales.
Las empresas bolivianas que están generando procesos de innovación alcanzan un 60%. Sin embargo, los montos destinados a estas actividades innovadoras en productos todavía son muy bajos y quienes innovan suelen ser las empresas más grandes con algún tipo de capital extranjero involucrado o que realizan exportaciones al mundo para ser más competitivas y productivas. Las empresas cruceñas innovan menos que las del resto del país porque invierten más en la adquisición de bienes de capital (maquinaria y equipos).
Según el IFPRI, para generar innovaciones adecuadas en Bolivia se “requiere de la participación de líderes y otros productores, proveedores de conocimientos y tecnologías, así como también compradores, vendedores de insumos, agencias de financiamiento, servicios de asesoría y otros. También se requiere del análisis e identificación de las oportunidades tecnológicas y de mercado. Los diseñadores de políticas deberían promover un análisis profundo de las demandas de los productores a nivel local a través de organismos descentralizados que ayuden simultáneamente a orientar tales demandas hacia donde se encuentran las mejores oportunidades tecnológicas y de mercado. Esto requiere de mejores capacidades analíticas y de planificación, así como de una comunicación intensiva con los productores y con los agentes que disponen de tecnologías nuevas y prometedoras”.
Finalmente, para que las empresas se conviertan en líderes de innovación deben aplicar conceptos, disciplinas, metodologías y herramientas probadas para tal fin. Además, deben desarrollar habilidades o destrezas, impulsando la actitud innovadora, transformando la cultura interna y generando innovaciones disruptivas de alto impacto, según el Banco de Desarrollo para América Latina.